Monday 2 April 2007

Dos visiones sobre el dolor

La guerra, como toda situación límite, puede sacar a relucir las mejores, asi como las peores, cualidades del ser humano. Al mismo tiempo, la crueldad de la guerra nos invita a pensar otros mundos posibles, a soñar otra realidad. Esta situación de escape, con serios matices, se presenta en dos recientemente estrenadas películas. La primera, titulada "El tigre en la nieve" (o "Locura de amor", según otras traducciones), dirigida y protagonizada por Roberto Benigni. La segunda, titulada "El laberinto del fauno" (Pan´s labyrinth), dirigida por el mexicano Guillermo del Toro.

Ambas películas utilizan como escenario la guerra. La primera, bajo los cañones de Bagdad en la Guerra de Irak; la segunda, con el ruido de los sables de la guerra civil española. Pero la guerra, sus razones, características, consecuencias, etc., es sólo un pretexto en ambas películas. Un pretexto para mostrar a nuestro héroe (o heroína) en el mejor de sus momentos.

La obra de Benigni es de un surrealismo sobrecogedor. Con oníricos momentos de sueño, en donde el protagonista se vislumbra en un extraño matrimonio con su mujer, de quien se encuentra separado en la vida real. En la obra de del Toro, la protagonista es una pequeña niña que se traslada, junto a su madre embarazada, a vivir a la sierra española junto a su padrastro, capitán del ejército real durante la guerra civil.

En la obra de Benigni, como es la tradición y estilo del director, el protagonista utiliza el humor y la creatividad para embellecer la vida. Estando su enamorada en Irak y siendo herida, el protagonista se trasladará a esas tierras a fin de buscar una cura para su amada, haciendo lo que sea necesario para conseguirla. En la obra de del Toro, la protagonista tiene que recurrir a mágicas criaturas, extraídas de los cuentos de hadas, para evitar la dura realidad de una madre convaleciente a causa de su embarazo, un padrastro violento, en fin, una situación de máxima tensión en el seno de las batallas.

No obstante la mágica atmósfera de ambas películas, Benigni se las arregla para salvar la vida del protagonista en medio del caos en Irak. En cambio, del Toro no duda a la hora de acabar con la vida de la protagonista, toda vez que puesta ante la disyuntiva de realidad o fantasía, opta por la realidad y con ello salva a su recién nacido hermano, sacrificando con ello su propia vida.
Ambas son maravillosas obras de arte. Claras exponentes de un tiempo de incertidumbre, dolor y desesperación. Al mismo tiempo, ambas nos recuerdan que sólo en el humor, los sueños, la fantasía y la magia podremos encontrar, si no respuestas, al menos calma y tranquilidad frente a nuestros demonios, cualesquiera que éstos sean.