Aunque los periodistas y expertos comentando el "cara a cara" una vez que éste concluyó discrepen conmigo, me pareció un formidable debate. Ambos candidatos enfatizaron sus puntos fuertes y trataron de anotar algunos tantos en las debilidades del contrincante. Aunque al final del día me parece que ninguno de los dos logró cautivar a votantes indecisos o del bando contrario.
En cuanto al formato, me pareció que tiene virtudes y defectos. Las virtudes son que tiene mayor estructura y contenidos, me parece, que el formato del debate en las primarias demócratas en Estados Unidos. En este último, prima la capacidad de oratoria e improvisación del candidato, en el debate español primaron los argumentos de fondo y el contenido. Fue tan así que ninguno de los candidatos destacó mayormente en cuanto a los recursos retóricos, incluso Rajoy consultaba en numerosas ocasiones las notas que tenía escritas y desvió la mirada en demasiadas ocasiones, lo que distraía fácilmente. Zapatero lo hizo ligeramente mejor, pero se lo vió un poco tenso y defensivo en algunas preguntas, especialmente en lo relativo a terrorismo y autonomías. La otra virtud radica en el diseño confrontacional expresamente previsto para el debate. Es probable que el tono más conciliador del último debate de las primarias demócratas se haya debido a la circunstancia de que se trata de dos candidatos pertenecientes al mismo partido. Aún así, el hecho de que ambos se encuentren situados de frente a la audiencia, y no cara a cara -como fue el modelo español-, dice algo sobre una estructura más deliberadamente dialéctica del segundo.
En cuanto al fondo, creo que es mejor que cada uno se forme sus propias opiniones. Les invito a ver el debate, o al menos un resumen, en ESTE sitio web. El resultado de las encuestas post-debate confirma lo que es la tendencia de estas elecciones: un fuerte respaldo ciudadano al actual Primer Ministro.
Mi opinión: ambos candidatos tienen ventajas evidentes. Zapatero es un hábil comunicador, una persona sumamente inteligente y ha mantenido un discurso y actuaciones coherentes con su enfoque socialista de la política, la sociedad y la economía. Rajoy es un político experimentado, que ha sabido superar el déficit de carisma por un superávit de conocimiento de la política, historia y economía de España, y que encarna fielmente los ideales del Partido Popular español. Ambos cargan con sus respectivas cruces. A Zapatero todavía le pesa que no haya sabido explicar a la sociedad española las "negociaciones" que secretamente celebró con ETA. A Rajoy, a los populares en general, aún le pesan las desafortunadas actuaciones post 11/M, cuando atribuyeron a la banda terrorista vasca lo que correspondía a un plan de los terroristas islámicos para castigar a España por su participación activa en la guerra de Irak. El debate bien merece el esfuerzo de su latitud y complejidad, y espero que nuestros debates presidenciales tengan tantas sustancia y demuestren tan buen manejo de los temas como quedó de manifiesto en el duelo ibérico.
En cuanto al formato, me pareció que tiene virtudes y defectos. Las virtudes son que tiene mayor estructura y contenidos, me parece, que el formato del debate en las primarias demócratas en Estados Unidos. En este último, prima la capacidad de oratoria e improvisación del candidato, en el debate español primaron los argumentos de fondo y el contenido. Fue tan así que ninguno de los candidatos destacó mayormente en cuanto a los recursos retóricos, incluso Rajoy consultaba en numerosas ocasiones las notas que tenía escritas y desvió la mirada en demasiadas ocasiones, lo que distraía fácilmente. Zapatero lo hizo ligeramente mejor, pero se lo vió un poco tenso y defensivo en algunas preguntas, especialmente en lo relativo a terrorismo y autonomías. La otra virtud radica en el diseño confrontacional expresamente previsto para el debate. Es probable que el tono más conciliador del último debate de las primarias demócratas se haya debido a la circunstancia de que se trata de dos candidatos pertenecientes al mismo partido. Aún así, el hecho de que ambos se encuentren situados de frente a la audiencia, y no cara a cara -como fue el modelo español-, dice algo sobre una estructura más deliberadamente dialéctica del segundo.
En cuanto al fondo, creo que es mejor que cada uno se forme sus propias opiniones. Les invito a ver el debate, o al menos un resumen, en ESTE sitio web. El resultado de las encuestas post-debate confirma lo que es la tendencia de estas elecciones: un fuerte respaldo ciudadano al actual Primer Ministro.
Mi opinión: ambos candidatos tienen ventajas evidentes. Zapatero es un hábil comunicador, una persona sumamente inteligente y ha mantenido un discurso y actuaciones coherentes con su enfoque socialista de la política, la sociedad y la economía. Rajoy es un político experimentado, que ha sabido superar el déficit de carisma por un superávit de conocimiento de la política, historia y economía de España, y que encarna fielmente los ideales del Partido Popular español. Ambos cargan con sus respectivas cruces. A Zapatero todavía le pesa que no haya sabido explicar a la sociedad española las "negociaciones" que secretamente celebró con ETA. A Rajoy, a los populares en general, aún le pesan las desafortunadas actuaciones post 11/M, cuando atribuyeron a la banda terrorista vasca lo que correspondía a un plan de los terroristas islámicos para castigar a España por su participación activa en la guerra de Irak. El debate bien merece el esfuerzo de su latitud y complejidad, y espero que nuestros debates presidenciales tengan tantas sustancia y demuestren tan buen manejo de los temas como quedó de manifiesto en el duelo ibérico.
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